domingo, 25 de septiembre de 2011

Sólo una vez - Capítulo 2

Fandom: JE, KAT-TUN,
Parejas: Akame
Género: Romance, Angst
Resumen: Durante una fiesta en casa de Ueda Kame le confiesa a Jin que alguna vez tuvo sentimientos por él, lo que los lleva a explorar su deseo secreto de estar juntos... una sola vez, en honor al pasado



Capítulo 2


Jin despertó e inmediatamente palpó la cama… nada. Kame no estaba ahí y al parecer se había ido hacía bastante tiempo. Sentía aún su esencia, sus manos recordaban la textura de su piel. No quería aceptarlo, pero deseaba que al despertar Kame hubiese estado a su lado, para poder abrazarlo y escucharlo decir “Buenos días, Jin” con voz somnolienta.

Después de buscar sin éxito a Kame en el baño, salió rápidamente de la habitación.

En la sala de estar estaban Junno, Koki y Nakamaru, que lo miraban curiosos por su estrepitosa entrada. Se aclaró la garganta.

-¿Y Kame….? -Preguntó.

-Pensé que estaba contigo –dijo Nakamaru.

-La puerta donde dormías estaba cerrada… con llave… supuse que Kame se había ido antes, a dormir a su casa… -dijo Koki. -¿Estaba contigo entonces?

Jin se odió por ser tan estúpido.

-No… me dormí antes de que se fuera, supongo -respondió nervioso.

-¿Pasó algo….? -Comenzó a preguntar Nakamaru, pero fue interrumpido bruscamente por Jin.

-¡NO! ¿Por qué tendría que haber pasado algo entre Kame y yo? ¡Estuve durmiendo en todo momento!

-¿.... pasa algo que buscas a Kame?

-Ah… no… es sólo que anoche… Kame estaba muy ebrio… me preocupé un poco… iré a llamarlo.

Jin huyó lo más rápido que pudo de ahí, las preguntas lo hacían sentirse nervioso y sentía que se estaba poniendo en evidencia.

Tomó su teléfono, necesitaba hablar con él, no realmente para saber si estaba bien, sino para preguntarle algo que le estaba dando vueltas en la cabeza y necesitaba desesperadamente saber.

- ¿Si?- dijo Kame en un tono calmado

-Kame… hmmm… ¿estás bien?

-Sí… ¿y tú?

-Estoy bien…

Hubo un silencio incómodo.

-Te fuiste temprano…

-Sí… es que tenía cosas que hacer…

Otro silencio incómodo.

-Ayer... ayer dijiste que ANTES yo te gustaba...

-…….

-¿Y…. y ahora? –Jin sentía que los nervios lo iban a matar.

Pudo sentir un suspiro ahogado de Kame.

-Lo siento, debo cortar ahora… Adiós- dijo Kame, atropelladamente.

-Kame espe… -ya era tarde, había cortado la llamada.

Jin volvió con actitud derrotada, Ueda se les había unido y lo miraba con expresión molesta… ¿habría sido porque se había encerrado en su habitación con Kame? ¿O habría notado que usaron sus *cosas*? ¿O, más probablemente, por el desastre que habían dejado en su cobertor? Comenzó a entrar en pánico…

-¿Qué había pasado con Kame? – preguntó Koki, sacándolo de sus pensamientos paranoicos.

-Tenía cosas que hacer… se fue temprano… dijo que estaba bien.

-¿No estaba encerrado contigo en MI habitación? –Dijo Ueda, su tono era seco y cortante, apenas contenido.

Jin lo miró y tragó saliva.

-No… ¿por qué lo haría? -Volvió a odiarse por ser estúpido y dar la oportunidad de una respuesta. -Kame se fue antes –se apresuró a añadir, antes de que Ueda alcanzara a decir algo.

Ueda no insistió, ya no se veía tan molesto, pero su expresión lo hacía sentir incómodo.

Después de comer algo como desayuno todos se fueron. Al salir, Jin notó un cobertor en la basura… un cobertor que se le hacía conocido… comenzó a entrar en pánico, por lo que no sintió a Ueda detrás de él.

-Tú me pagarás uno nuevo –susurró. –Y la próxima vez, eviten que sea en mi habitación… o en su defecto… háganlo en el suelo.

Kame no debía saber que Ueda sabía; iba a dejar todo el asunto del cobertor entre ellos dos y evitarle la preocupación.

Mientras, en otra parte de la ciudad, Kamenashi Kazuya intentaba recobrar la paz mental.

Después de cortarle el teléfono a Jin había vuelto a respirar, pero ahora los pensamientos lo atrapaban, robándole el apetito y dejándolo en blanco por minutos enteros, cuando necesitaba con desesperación concentrarse. Se había refugiado en su sacrosanto cuarto de baño y se había mojado el rostro... cuatro veces.

La conversación telefónica ciertamente lo había alterado. No le importaba ser un cobarde, pero la pregunta de Jin era una que no quería contestar. Tampoco quería enfrentar a Jin en ese instante. Lo que había pasado entre ellos era y debía ser cosa del pasado, de una sola vez, como él mismo le había dicho a Jin.

De seguro Jin sólo estaba curioso y lo olvidaría pronto, pero no debía ni podía pasar nada más entre ellos. Tampoco creía que Jin querría algo más con él, de seguro era su orgullo preguntando los detalles, queriendo saber por curiosidad, sin segundas intenciones.

Y aún si quisiera, no podía ser. Había muchas razones que le decían que eso era una pésima idea y el miedo reptaba, enfriando polarmente su médula, cada vez que siquiera se acercaba a considerarlo.

Todo estaba en el pasado. Lo había disfrutado, mucho; hasta sentía un poco de vergüenza al recordarlo, en especial porque Jin había tenido que silenciarlo, y había estado todo lo desinhibido que nunca había creído poder estar con Jin, de seguro en parte gracias al alcohol. Ahora debía seguir su vida como antes.

Respiró hondo y observó su reflejo en el espejo en el que se había estado mirando durante 10 minutos sin ver nada. Arregló su cabello y revisó su ropa, intentando tomar fuerza de la rutina de sus acciones normales para que su mente no divagara, para poder vivir su día de manera más o menos tranquila.

Esta vez tuvo éxito.

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Kame despertó antes de la hora que debía, pero no pudo volver a dormir. Decidió levantarse y hacer todo con calma.

Se sentía un poco nervioso. Después de todo, era el primer día en que debería enfrentar a Jin después de los sucesos improbables del fin de semana. Su paranoia luchaba mano a mano con su necesidad de creer en la benevolencia del destino.

Todo saldría bien, se obligó a creer finalmente. Jin no volvería a preguntar nada y todo seguiría su curso. Se convenció a sí mismo de ello mientras se dirigía al ensayo con el grupo.

A pesar de haber llegado más temprano, todos estaban ahí. Sí, Jin también, incluso se sobresaltó cuando lo vio entrar.

“Actúa normal” se dijo Kame a sí mismo, dirigiéndose con una calma y un desinterés perfectamente fingidos y comunes hacia donde estaban todos. Antes de que alcanzara a saludarlos, sin embargo, Jin se acercó hacia él.

-Kame…

-Akanishi... –saludó, con una sonrisa nerviosa que disfrazó de mal humor matutino.

-Ehh… quiero hablar contigo… -siguió Jin, bajando el volumen de su voz.

-¿Si? ¿Qué pasa? –Preguntó Kame, manteniendo su tono de voz despreocupado.

Jin le hizo un gesto para que lo siguiera y avanzó hacia fuera del gran salón de ensayo. Kame se quedó inmóvil, mirándolo con una expresión curiosa.

-Ven… -dijo Jin, devolviéndose, tomándolo de la muñeca y tirándolo fuera del lugar.

Kame estaba nervioso, extremadamente nervioso, podía sentir como el corazón le golpeaba fuertemente el pecho por la conversación que vendría, la mano de Jin tomando su muñeca, todas las miradas puestas en ellos hasta que salieron del lugar.

Se detuvieron. Respiró hondo, primero esperaría para saber qué era lo que quería Jin, que aún no soltaba su muñeca.

-¿Pasa algo malo, Jin? -Preguntó, casi con derrota, cuando el silencio se hubo extendido varios segundo más allá del límite de su paciencia.

-No… pero… hay algo que quiero saber.

Kame se lo temía, sabía, contra toda esperanza, que Jin volvería a insistir con eso aunque hubiese hecho lo posible para engañarse a si mismo diciéndose que Jin lo olvidaría. Tragó saliva, Jin levantó la vista del suelo y lo miró.

-Es sobre anteayer… sobre lo que dijiste… sobre que yo… te gustaba.

Tenía razón, eso era lo que quería Jin. De una manera dolorosa, prefería que Jin le hablara para que olvidaran lo que había pasado y todo quedara sólo en esa noche.

-¿Qué pasa con eso? –Dijo Kame, tratando de mantenerse firme.

-Bueno… ¿con eso te referías a… antes?

-Sí…

Jin tragó saliva.

-¿Q-qué…? ¿Qué hay de… ahora?

-Ahora es distinto –dijo Kame, mirándolo a los ojos, queriendo convencer a Jin de sus palabras.

Jin asintió, Kame notó que se veía deprimido, aunque bien podía ser su imaginación. Se dio media vuelta para irse, pero Jin lo giró hacia él. Se quedó mirándolo sin poder encontrar qué era lo que quería decir. Kame arqueó las cejas en un gesto de pregunta desprovisto de toda la ansiedad que sentía.

-Lo de esa noche… ¿fue por ese “antes”… verdad?

-Sí… y sólo fue esa noche, como habíamos acordado… no hay nada de lo que sentirse culpable. No hay nada que debas hacer, ni decir.

Jin volvió a asentir… se sentía vacío, quería volver a ese momento, quería volver a esa cercanía con Kame.

-Debemos volver…- dijo Kame.

-¿Ah?

-El ensayo...

-Oh... es cierto…

Se quedaron inmóviles y en silencio. Jin posó su mirada en el hombro de Kame, el cual estaba tapado con la tela de su ropa. Kame lo notó y avergonzado, apartó la mirada de Jin.

-Lo siento… eso… ¿aún...?

-Sí –respondió apresuradamente Kame, llevándose la mano al lugar.

Jin apretó los labios para no dejar escapar una sonrisa de satisfacción, pero fue inútil, Kame la notó.

- Vamos –dijo Kame, antes de girarse para volver al lugar de ensayo.

Aún sin mirarlo, Kame sabía que Jin lo miraba de reojo cada cierto tiempo. Cuando se giró para enfrentarlo, se arrepintió al encontrarse con una mirada que no sabía si interpretar como suplicante o de cachorrito u otra cosa.

"No me mires así", rogó en su fuero interno.

Tenía fe en que Jin olvidaría todo esto pronto, que todo volvería a la normalidad y Jin dejaría de estar tan pendiente de él y comportándose así. Pensar en eso hacía que su pecho se apretara dolorosamente, pero sabía que era lo mejor, tenía que convencerse de que era para mejor.

El día pasó tan lentamente que Kame habría jurado que estaba en un vórtice temporal que distorsionaba el Universo, alargándolo como una goma de mascar en un día de calor. Las horas se arrastraron pesadamente y el ensayo se extendió como una infección durante todo el día, mientras Kame esquivaba con esfuerzo las miradas para nada sutiles de Jin e intentaba no sentirse aplastado por la rotunda tensión que cargaba el aire cada vez que se acercaba a menos de tres metros de él.

Cuando finalmente el coreógrafo se rindió y les dio permiso para retirarse, Kame no sintió sino alivio y escapó despidiéndose con premura de sus compañeros y el equipo de manera grupal con un impersonal movimiento de mano. Condujo por las calles de Tokio a medio vaciar, prestando toda la atención que le fue posible y rogando porque fuera suficiente. Llegar a casa en una pieza nunca le había parecido tan sorprendente y tranquilizador.

A pesar de estar en su departamento, lejos de Jin, su presencia seguía en su mente. Se bajó la manga de la polera para mirar su hombro. También tenía la presencia de Jin grabada en el cuerpo. Su mirada estaba fija en la marca de su hombro, la "marca de Jin" en su hombro, cuando sonó el timbre. Ordenó su polera para taparla antes de levantarse a ver quién era.

-Kame… - dijo Jin apenas Kame le abrió la puerta.

Kame parpadeó, atónito. No esperaba que fuera a su departamento.

-Jin…

-Kame…

-Hola… ¿pasa algo?

-Se supone que te tocaba decir “Jin…”.

Kame dejó escapar una pequeña risa.

-Seguiríamos toda la noche diciendo “Kame…”, “Jin…”.

-No tengo problema con eso –dijo Jin, serio, el tono sugerente marcadísimo en sus palabras.

Kame sintió que enrojecía violentamente.

-Kazuya… -que lo llamara así, con su voz seria, no lo ayudaba a relajarse. -Sobre lo de “esa” noche…

-Jin, no tienes que preocuparte por eso, fue sólo por esa vez, no tienes NINGUNA obligación, ni nada más que hablarme sobre eso… ya pasó…

-¡Ese es mi problema! ¡Que no tenga ninguna obligación! ¡Que sea sólo esa vez!... Que no haya nada que hablar….

Kame se quedó petrificado mirando a Jin, sin saber qué pensar o qué sentir. Jin se acercó peligrosamente a él, posó su mano sobre su hombro y agarró la tela de su ropa, jalándola hacia abajo y dejando el hombro de Kame al descubierto, así como también *su* marca. La acarició suavemente con un dedo. La respiración de Kame comenzó a acelerarse mientras el dedo de Jin subía por el costado de su cuello hasta sus labios, un escalofrío recorrió su cuerpo.

-¿Realmente fuiste sincero cuando dijiste que ahora es diferente? –La mirada de Jin estaba llena de urgencia y súplica, y tenía atrapada la de Kame.

No sabía a qué quería llegar Jin, pero no podía dejarse llevar, era peligroso; por más de una razón.

Se obligó a mirar hacia otro lado.

-Sí… -volvió a mirar a Jin por unos segundos. –Ha pasado mucho tiempo…

-Entonces... ¿por qué? ¿Por qué esa noche… tú… y yo…?

-¿Podrías respetar lo que acordamos? ¡Si sigues así me voy a arrepentir de todo lo que pasó! -Kame sonaba molesto.

-No quiero que te arrepientas…

-Entonces no hablemos más de esto -dijo Kame, secamente. –Además… mañana tienes que grabar, ¿cierto?

-¿Qué tiene eso que ver?

-Deberías irte ya.

-Qué sutil…

-Quiero dormir...

Se quedó frente a él, deseando que su mirada fuese suficiente para que Kame comprendiera lo que él mismo no podía entender ni explicar, pero Kame sólo lo miró con intención clara de que se fuera.

- Está bien- cedió Jin, con expresión derrotada. -Buenas noches, Kame.

Kame asintió, Jin no se movía y lo miraba significativamente.

- Buenas noches - respondió Kame.

Jin seguía sin moverse.

- ¿Qué? - preguntó Kame, comenzando a impacientarse.

Jin apuntó hacia sí mismo, Kame suspiró resignado.

- Buenas noches, JIN.

Jin sonrió satisfecho, era una victoria para él. Kame sólo suspiró con paciencia. Jin "a veces" era tan infantil.

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El sol brillaba en el cielo, dando la bienvenida a un nuevo día con alegría, los cerezos en flor adornaban la ciudad por todas partes, llenando de colores y aromas agradables el aire, y la brisa fresca jugaba con los pétalos, invitando a relajarse y disfrutar antes de que el calor húmedo del verano llegara y los aplastara a todos.

Sin embargo, la benevolencia del clima no era suficiente para alivianar el ánimo de cierto personaje, que caminaba hacia el edificio en que se encontraba el salón de ensayo de KAT-TUN desde el estacionamiento, con la capucha de su chaqueta echada sobre la cabeza y los ojos ocultos detrás de sus lentes de sol favoritos.


Jin estaba molesto, triste también. No le gustaba la actitud de Kame. No lo ignoraba completamente, pero tampoco lo tomaba mucho en cuenta. Mientras que con los demás era como siempre, se reía y les daba instrucciones, con él hablaba lo estrictamente necesario, en un tono exageradamente normal; tan normal que le molestaba y dolía. Habían sido dos largos días así.

Lo avergonzaba seguir intentando llamar su atención frente a todos, pero *quería* su atención. No sabía qué hacer, así que trataba, al menos, de no hacer cosas estúpidas y le era difícil. Sabía que debía considerar, analizar, idear alguna especie de plan, pero en el instante en que sentía apenas la presencia de Kame, le era imposible pensar en otra cosa que no fuera estar cerca de él, lograr que se fijara en su existencia, desear acaparar su mirada.

Como ahora, en el momento en que había entrado en la recepción, cinco minutos tarde e intentando esbozar una sonrisa al guardia que más bien había parecido mueca de dolor, el aroma del perfume dulzón de Kame había invadido sus sentidos de manera inmisericorde, llenando su mente de imágenes y sonidos, de recuerdos.

Intentó recordar qué era lo que había ocasionado la cercanía esa noche, necesitaba repetir la fórmula. Se sentó en una silla dispuesta a un costado de la habitación después de saludar a sus compañeros de grupo, Kame incluido e ignorándolo, con un corto movimiento de cabeza. Seguramente pensarían que estaba con resaca y devastado después de una noche de fiesta... de nuevo. No le importaba. Debía pensar.

Cerró los ojos y descansó el rostro sobre sus brazos apoyados en sus rodillas, resignándose a la necesidad de recordar en detalle aquella noche para encontrar la clave. Sentía que su cuerpo irradiaba calor y esperaba que nadie notara los estragos que estaba causando en él hacer memoria.

Cuando finalmente llegó a una conclusión, se sintió proverbialmente iluminado, golpeado por la revelación con la fuerza de un rayo: Kame ebrio.

Jin sonrío victorioso y se levantó de golpe, desestabilizando la silla en la que estaba y haciendo que cayera al suelo con estrépito, lo que llamó efectivamente la atención de todos los que estaban en el salón y, para su felicidad, también la de Kame.

- ¡Hoy... beberemos! Todos juntos, en mi casa -anunció Jin.

Todos lo miraron sorprendidos, hasta que Kame habló.

- Los conciertos están demasiado cercanos...

- No tanto.

- Empiezan mañana -dijo, con seriedad que casi era una reprimenda. -Yo paso.

Jin sintió como si le tiraran un balde de agua fría y fue notorio para todos.

- Pero yo iré -dijo Nakamaru, intentando levantar su ánimo. -Y los demás también.

- No puedo -dijo Ueda, levantando una ceja. -Y tú tampoco.

- Lo siento - dijo Junno. -Tengo un compromiso.

Realmente, ya no le importaba lo que Junno decía.

- ¡Yo iré! -Dijo Koki, con entusiasmo.

- ¡Olvídalo! Está cancelado -resolvió, contrariado, Jin.

- Pero, ¿por qué? -Protestó Koki. -Yo quiero ir, ya nos invitaste.

- Sí, los invité a TODOS, todos o nadie -dijo Jin, sabiendo que realmente era "Kame o nadie".

- Iré igual y tendrás que aceptarme -afirmó con porfía Koki, cruzándose de brazos para dar énfasis a sus palabras.

- Como quieras -resopló Jin por debajo de su aliento.

Koki sí fue esa noche, sorprendentemente junto con Nakamaru y Ueda, que lució extremadamente contrariado durante gran parte del tiempo. Fue una velada agradable, tranquila y hasta rió. Pero todas las demostraciones de compañerismo arduamente ganado sólo sirvieron para contrastar cruelmente con la persona que sentía que había perdido.

Se fueron a dormir temprano, en espera del cataclismo de trabajo que los atraparía desde el día siguiente. La cama de Jin se sentía un poco vacía, a pesar de que estaba acostumbrado a dormir solo. Con un poco de vergüenza y sin saber por qué, abrazó una de sus almohadas antes de quedarse dormido, pensando en Kame.

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