Llamada perdida - Takachii

Takaki se sentía culpable

No tenía culpa de nada, no había hecho nada malo, pero se sentía culpable.

Quizás su único error había sido mentir, pero ¿qué otra cosa podría haber hecho? La pregunta había sido clara: “Si fueras una chica, ¿quién sería tu novio en Hey Say JUMP?”

Había tratado de zafarse de la situación diciendo Keito, sin embargo, Hikaru lo había obligado a dar otra respuesta. No le había quedado otra opción más que ignorar el único pensamiento que se le venía a la mente y que estaba frente a él.

Desviar su mente y mencionar a Daiki había sido su única opción.

Con el poco tiempo que habían pasado juntos, había aprendido a conocer más a Chinen y percibió claramente su decepción.

Desde ese momento el sentimiento de culpa y traición no se movían de su mente.

No tenían nada, no había ningún acuerdo de lealtad entre ellos, pero de alguna forma se habían conectado tácitamente.

Su percepción el uno del otro había cambiado y su relación se había intensificado.

Extrañaba la presencia de Chinen cerca de él, seguir sus ligeros pasos, hablar temas al azar, verlo despertar y decirle buenas noches.

Definitivamente, ese viaje había sido un sueño maravilloso y cada día se sentía más lejano.

Y ahora, no decirlo, no estar en contacto y no manifestar lo importante que se había vuelto para él resultaba doloroso.

Buscó su número en el celular, con el impetuoso deseo de decirle: “Perdóname, mentí, te elegiría a ti”, y marcó.

Al sentir el primer tono cayó en pánico, ¿realmente lo iba a llamar para decirle eso? Se había vuelto loco. Seguramente todo había sido su imaginación y Chinen no iba a entender nada. Después de todo, Takaki no había hecho nada malo y no tenía por qué darle una explicación de un problema inexistente. Cortó.

Takaki se lanzó en su cama, avergonzado por su infantil actitud. Se repetía a si mismo insultos mientras se tapaba la cara con la almohada. Ahora Chinen tenía una llamada perdida de él. Bueno, eso era mejor que haber dicho alguna incoherencia. Se prometió que no volvería a pasar. Ya más tranquilo, miró hacia el techo, respiró y procedió a buscar su pijama.

Su celular sonó. Su corazón se detuvo.

Volvió a respirar; era la alerta de un mensaje. Era de Chinen.

“Calma, probablemente sea preguntando por qué llamé”.

Hizo clic para revisar el mensaje.

“Buenas noches, Yuya”.

Su mente lo leyó con la voz de Chinen, y un gran flujo de sangre tomó la ruta más rápida hacía su rostro. Se quedó mucho tiempo mirando el mensaje. Era breve y simple, pero justamente lo que necesitaba.

Aún nervioso, respondió de vuelta. “Buenas noches, Yuri”.

Esa noche, durmió con una agradable y cálida sensación.