Una conversación sobre como Kame lleva la situación de Koki, en un frío día, termina con Jin en su departamento, conversando de los viejos tiempos, bebiendo vino, besándose...
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-Así que… ¿cómo lo llevas? - preguntó Jin, con las manos en los
bolsillos, intentando calentarlas.
-¿Cómo llevó qué?
-Tú sabes, lo de Koki.
-¿Cómo crees tú?
-No lo sé… ¿con mucho estrés, durmiendo 2
horas diarias, trabajando el doble, preocupándote por todo?
Kame rió como respuesta.
-Al menos parece que no has descuidado tus
comidas… es un avance.
-¿Me estás sermoneando?
-Uhmm… bueno, ahora que soy padre tengo más
propiedad para sermonear.
La sonrisa que había en el rostro de Kame
desapareció.
-Lo estoy llevando mejor esta vez.
Jin tragó saliva.
-Mmm pensé que lo llevarías peor esta vez…
pasando esto… pasando de nuevo y todo eso, tú sabes…
Los ojos de Kame se posaron en él, había irritación
en ellos. Un escalofrío bajó por la espalda de Jin, no tenía nada que ver con
el frío esta vez.
-No. La primera vez fue peor.
Silencio. Jin sumó hambre al frío que ya
sentía, pero era un pésimo momento para confesar tales sentimientos.
-Me alivia que lo lleves mejor ahora.
La única respuesta de Kame fue levantar sus
cejas, sin despegar la vista del suelo.
-Hace frío… ¿tienes frío?
-Sí -respondió Kame, bruscamente.
-¿Te traigo un café?
-No te molestes.
-Insisto.
No esperó respuesta y fue a la máquina
expendedora más cercana, volvió con dos cafés y le entregó uno a Kame.
-Si esto es tu intento de disculpa, déjame
decirte que es bastante miserable.
Jin intentó no reír, pero fue imposible. Su
risa contenida explotó y la siguió la de Kame, definitivamente menos ruidosa.
-¿Quiere comer? -soltó Jin.
-No sé si sea una buena idea que nos vean
comiendo juntos.
-Tienes razón, pero puedes venir a mi casa…
Kame sabía que Jin era despistado, que no
siempre podía ponerse en su lugar, pero esta vez le pareció demasiado.
¿Realmente no sabía?
-Tampoco es una buena idea… ¿verdad?
Jin se maldijo. Seguía metiendo la pata
cada vez que abría la boca. Miró a Kame, pero este no lo miraba a él, miraba
los botones de su costosa chaqueta, mientras jugaba con ellos.
-Puedes… -comenzó Kame, sintiendo el
corazón en la garganta, –puedes venir a mi departamento, podemos pedir algo.
Esto
es una pésima, pésima idea.
-Si es que… no tienes que llegar pronto a
tu casa...
Se tragó el “con tu familia” mordiéndose el
labio.
-No. No hoy.
-Bien.
Había algo en la manera en que Jin había
dicho “No hoy” que hizo que Kame contuviera la respiración un instante. No
sabía si era su imaginación o no. Tampoco iba a preguntar.
Kame pidió comida a uno de los restaurants
que tenía en su teléfono móvil, le explicó a Jin qué estaban pidiendo y Jin asintió;
no sabía qué diablos era.
Acompañaron la comida con una botella de
vino y hablaron de la época en que eran Jrs. Mucho de los momentos que en ese
entonces habían sido difíciles, ahora parecían tan insignificantes, incluso
podían reírse de ellos. Las risas aumentaban y la botella de vino bajaba
rápidamente. Kame, principalmente, bebía copa tras copa.
-Quizás debas dejar de beber un momento.
-¿Y eso por qué? -preguntó Kame levantando
una ceja, sus ojos más pequeños de lo normal.
-Tú sabes, has estado bebiendo mucho y no
creo que manejes bien demasiado alcohol en tu cuerpo.
-Lo puedo manejar perfectamente.
-Hay un taxista que no estaría de acuerdo.
-Se lo merecía ese bastardo.
Jin rió de buena gana, contagiando a Kame.
No sabía si era gracioso, su cuerpo se sentía un poco adormecido y sus ojos
pesados. Al parecer no era el único que había bebido más de lo que debía. Kame
se levantó de su sillón y se tambaleó un poco.
-Estoy bien -aseguró.
Se sentó a su lado
y Jin súbitamente se congeló. “Esto
es, finalmente ocurrirá”, pensó, pero Kame siguió hablando sin ninguna
diferencia a como estaba antes de estar cerca de él. Bebió otro sorbo de su
copa y Jin decidió recordarle sobre aquella vez que entre todos habían hecho
una broma muy elaborada a Nakamaru, Kame rió, lo recordaba. Ahora era el doble
de gracioso de lo que había sido.
Jin no supo cómo sucedió, pero en un
instante estaban riendo y al siguiente se estaban besando. Cuando Kame se alejó,
aún tenía los ojos cerrados, lamió sus labios lentamente. Jin se percató que su
mano lo sostenía de la nuca, haciendo presión para que volviera a él.
-Qué diablos… - susurró y volvió a atrapar
los labios de Kame.
No iba a resistirse más a algo que había
deseado hacía tanto tiempo, menos ahora que lo había probado. Bajó la mano que apoyaba
en su nuca hacia su espalda y lo apegó a él.
Kame lamió lentamente los labios de Jin, se
levantó y con sus dedos hizo presión para que lo imitara. Comenzó a guiarlo sin
separarse de él, hacia su habitación.
-No creo que esto sea una buena idea –dijo
Jin, mientras era empujado hasta el borde de la cama. Una cosa era besarse,
pero esto era completamente diferente.
-Creo que es una excelente idea y no sé
cómo no se me había ocurrido antes –respondió Kame, burlesco.
-A mí si se me ocurrió esto antes.
Kame lo fulminó con la mirada, no sabía si
golpearlo o tirarlo contra la pared y tomarlo inmediatamente. Quizás ambas
cosas.
-No quiero saber esto ahora –respondió, sin
embargo. –Guárdate todo lo que pensaste en hacer y no hiciste.
-No seas injusto conmigo, no soy el único
que no hizo nada al respecto –dijo Jin, retrocediendo. Sus pies chocaron con el
borde de la cama, los dedos de Kame se posaron sobre su pecho.
-Creo que es momento de que te calles –dijo
Kame, sacándole rápidamente la camiseta.
Jin estuvo de acuerdo.
-Hablas demasiado – continuó.
Con esto no estaba tan de acuerdo, pues
siempre había creído que no era él precisamente el que hablaba demasiado, pero
responder estaba perdiendo relevancia antes las manos de Kame posándose en su
cinturón y sacándolo con movimientos secos y precisos, tirando sus caderas
hacia él. Quizás no estaba tan ebrio, pensó Jin, o quizás era sólo una
habilidad innata.
Si bien no había tenido problemas con el
cinturón ni con la camiseta, ni con su propia corbata, sí parecía tenerlos con
los botones de su pantalón.
¿En
serio? Tal vez sí está ebrio.
-Déjame ayudarte.
-No necesito tu ayuda.
Kame corrió bruscamente la mano que
intentaba ayudarlo.
-¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué estás tan
molesto?
-Lo sabes… y no quiero hablar de ello
ahora. Elijes los peores momentos, ¿sabes? –dijo Kame y luego, suavizando su
expresión, continuó. –Además, eres un idiota.
-¡Oye!
Comenzó a besar su clavícula y Jin saltó
con un ruido de sorpresa, se aferró a los hombros de Kame.
-¿Quieres… quieres hacer esto ahora? ¿No estabas…
molesto?
-Cállate de una vez, Akanishi.
Se agachó y comenzó a besar alrededor de su
ombligo, sonriendo malévolamente por los sonidos que Jin intentaba reprimir,
por la manera en que su estómago se contraía y por como sus manos se empuñaban.
-No sé si quieres… si quieres esto o golpearme.
-Te va a gustar –susurró Kame sin dejar de
sonreír. Mordió el costado de su cadera y Jin aspiró aire violentamente, su
cabeza daba vueltas.
-No… no sé si… ah… no sé si me gustará que
me golpees.
-¿Golpearte? No pensaba en eso…
-Estabas molesto y creí…
-Pero… tampoco es mala idea.
Jin abrió los ojos, asustado.
-Sí, es una mala idea.
La cálida lengua de Kame subió por su cuerpo, cada vez era más difícil
armar frases coherentes. Sintió unos dedos entremedio de sus cabellos, que se
cerraron y tiraron de ellos. Un gemido escapó de sus labios.
-¿Estás seguro? –susurró Kame en su oído, soltando su cabello.
Sus dedos bajaron juguetonamente por la piel de Jin, con toques ligeros
e insuficientes. Se escabulleron dentro de sus pantalones, con el mismo maldito
toque ligero. Jin apretó los dientes. No sabía a qué estaba
resistiéndose. Decidió dejarse llevar, no tenía ni quería otra opción. Si bien
muchas cosas habían cambiado, había algo que no parecía cambiar: Kame siempre
le afectaba, afectaba su cuerpo y su mente. No sabía si era algo bueno o malo,
sólo era. No iba luchar contra eso, ya lidiaría con la culpa después. De todos
modos, siempre se había sentido culpable por no hacer esto.
Detuvo a Kame tomándolo por los hombros, se
giró y con su cuerpo lo empujó hacia la cama. Subió a ella y se ubicó
entremedio de sus piernas, Kame reía. Maldito idiota, había ganado.
Sus dedos eran torpes a la hora de
desabrochar su camisa, tiró con fuerza, algunos costosos botones volaron por
los aires y a Kame no pareció importarle,
volvió a creer que estaba un poco ebrio.
Besó su cuello sin dejar de sacarle la
camisa, Kame ayudó en el proceso y fue descartada al borde de la cama. Jin
sentía la cálida piel de Kame bajo sus labios, era irreal y necesitaba más. Besos
suaves, besos violentos, su lengua y sus dientes probando.
-Me vas a marcar…
-Eso espero –susurró Jin. -Además,
últimamente usas sólo trajes.
-Idiota –rió Kame. –Eso no significa que no
existan sesiones de fotos en las que salga sin ellos.
Jin llegó hasta el borde de los pantalones
que había fallado en sacarse y mordió el hueso de su cadera. Los dedos de Kame
volvieron a su cabello.
-Ok, seré amable –dijo Jin, alzando la
mirada hacia él.
-No lo seas.
Sintió la suave presión de una mano en su
cabeza para que bajara. Entendía, no tardó en obedecer. Acatando lo que Kame
dijo, bajó sus pantalones y ropa interior sin delicadeza, y de la misma forma
lo envolvió con sus labios.
-¡Oh Jin!
Kame perdió el control, sus soplidos fueron
reemplazados por gemidos, por su nombre, por sus dedos revolviendo el cabello
de Jin sin un patrón, sus dedos tocándole aleatoriamente la espalda, los
hombros.
Dios,
los gemidos de Kame, esto era demasiado bueno para ser real, pero lo era.
Jin se sintió poderoso. Podía lograr esto
en él y todo dependía de como lo hiciera.
Las palabras cortadas de Kame, mayormente
indicaciones, tu lengua, más rápido, alternadas
con sus labios entreabiertos mojados por su lengua ocasionalmente, no hacían sino sumarse a ese
sentimiento de satisfacción que aumentaba sus ansias.
-Detente…- dijo Kame, tomándolo del cabello
y tirándolo.
-¡¿Qué diablos Kame?!
Se quedó en silencio y estiró su cuerpo
para tomar la corbata que había lanzado cuando entraron a la habitación, agarró
a Jin por los hombros y lo dejó de espalda en la cama.
-No quiero terminar con esto tan pronto –mostró
sus dientes en una sonrisa torcida y tomó sus brazos, levantándolos por sobre
su cabeza. –Sigue siendo tan obediente como has sido hace un rato.
Ató las manos de Jin con la corbata y antes que Jin pudiera decir algo al respecto
lo besó bruscamente. Sostuvo sus muñecas con una de sus manos y con la otra
desabrochó su pantalón. Introdujo la mano bajo él y bajo su ropa interior con
un toque firme esta vez. Jin gimió en su boca y Kame mordió juguetonamente su
labio como respuesta. Metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó el
celular de Jin, lo apagó.
Volvió a besarlo, aún más violentamente,
para purgar la culpa que veía en los ojos frente a él.
No te
arrepientas ahora.
Cuando sus labios se separaron, lo miró con
temor, pero la mirada de culpa había sido reemplazada con el brillo de la
necesidad y Kame volvió a tener confianza en lo que hacía. Sacó finalmente los
pantalones de Jin del camino y los lanzó sin importar donde, a Jin tampoco le
importaba donde. Lo que le importaba era sus muñecas amarradas. Sentía
frustración al estar a merced del ritmo de la mano de Kame, también era frustrante
no poder tocarlo, no tener el control de nada, pero le daba a la vez una
extraña sensación de placer.
Kame se separó de él abruptamente, Jin
soltó un quejido de protesta.
-Kame, por favor –rogó.
¿No iba a dejarlo así, verdad?
Kame se giró y comenzó a buscar algo en el
cajón que se encontraba al lado de la cama.
-¿Kame?
Volvió a la posición frente a él como
estaba, Jin vio que en su mano sostenía los implementos necesarios para el
siguiente paso. Respiró hondo, estaba asustado, pero al mismo tiempo lo deseaba.
-Estás histérico –Kame no estaba
preguntando, era un acusación en un tono suave, invitándolo a que no lo estuviese.
-¿Tú no?
La sonrisa de Kame se tambaleó.
-También –respondió, –pero siempre he sido
mejor para controlar estás cosas cuando la situación lo requiere.
Lo besó detrás de la oreja, una de sus
manos acarició el pecho de Jin, bajando lentamente hasta llegar a la necesidad
latente entre sus piernas. Siguió repartiendo besos húmedos por su piel para
distraerlo cuando comenzó a prepararlo. Lo miró directamente a los ojos, Jin se
veía tan vulnerable. Lo cubrió con su cuerpo y susurró.
-No estoy tan ebrio como crees, estoy
perfectamente consciente de lo que hago… y de lo que te hago.
Jin no respondió verbalmente, pero estiró
sus labios esperando un beso que le fue otorgado.
Por supuesto que confiaba en Kame. Si
alguien le hubiese preguntado antes, no estaba seguro de la respuesta, pero en
ese momento quería confiar en él. El toque en su piel se sentía bien,
malditamente bien. Esto podía ser solo por ese momento, por la noche o por el
resto de la vida, concepciones temporales no eran relevantes para lo que sentía.
Y Jin se sentía arder.
-Por favor… Ka… Kazuya, podrías…
Kame asintió. Si bien había sido
frecuentemente violento en su trato con Jin, entró en él con suavidad. Le daba
tiempo a Jin para acostumbrarse besándolo en el cuello, sin dejar de
estimularlo con su mano.
Lento, lento, un poco más rápido, más
rápido. Más rápida la respiración y más rápido el ritmo.
-Kazuya… - gimió Jin, su tono tan alto como
su frustración por no poder aferrarse a él.
Kame dejó de presionar las muñecas de Jin
contra la cama y usó esa mano para tomar una de sus piernas y llegar más
profundo. El placer salió de su boca como un quejido gutural.
-Te sientes… tan bien.
Con movimientos más rápidos y con sus
cuerpos más cerca el uno del otro, todo se volvió puro instinto y sensaciones.
El calor, los besos húmedos y caóticos, las palabras a medio terminar y los
gemidos desembocaron en el único final posible.
Ninguno de los dos se movió durante algunos
minutos, por temer a romper la atmosfera. Kame se preguntaba si Jin tenía que
volver a casa, pero no dejó que la amarga duda escapara de sus labios; de todos
modos tendría que enfrentarse a la situación pronto.
-Kame…
“Oh
no, era hora”.
-Jin.
-¿Podrías desatarme?
Kame comenzó a reír mientras desamarraba el
nudo en sus muñecas, que estaba bastante apretado. Jin por fin pudo mover sus
acalambrados brazos y acariciar sus muñecas, Kame lo besó en la frente a modo
de disculpa.
Se miraron unos instantes. Jin, con sus
manos por fin libres, acarició la mejilla de Kame. Como respuesta, Kame cerró
los ojos e inclinó su cabeza hacia él. Se besaron, lenta y eternamente para no
tener que enfrentar el después.
omg
ResponderEliminarquiero dedicarte un par de groserias cariñosas...
controlaré mi vocabulario diciendo simplemente YEGUA...
En un inicio fue como dolooooor en mi corazón....
Luego fue oh CTM corbatas y la csm
Minaro
Gracias por tus cariñosas palabras, las guardo en mi corazón. Y gracias por leer :D
EliminarFDFDFDFDFDFD
ResponderEliminarCORBATA
me dio demasiada risa que estuvieran peleando casi todo el fic xD /canon/
Gracias, a falta del siempre usado "chupar dedos" y el "contra la pared" tuve que elegir otra cosa bonita, me alegra que haya sido de su agrado. Y voy a citar a mi madre (nunca lo creí para un fic xD) en que pasan peleando porque "Está en su naturaleza" (frase que mi madre usa para mi gata). Gracias por leer!!
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